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“Estoy enamorada de dos chicos”

Querida Doctora Love,

Yo le hago caso y quiero mucho porque me gusta querer.

Estoy enamorada de dos chicos y para mí no es ningún problema. Mientras que para uno de los chicos tampoco lo es, para el otro sí. Los dos saben que estoy enamorada de los dos, los dos saben quién es el otro y a los dos les he dicho que yo no quiero renunciar a ninguno de ellos.

Ellos no se conocían entre sí. A uno lo conozco de la universidad y al otro de las clases de kárate. Los dos son deportistas y guapos. Muy guapos. Me vuelven loca los dos. El de mi clase tiene la misma edad que yo y es alto y elegante. El otro es nueve años mayor que nosotros, menos alto y con una espalda anchísima. Pasa de los 30. No le pongo los nombres porque no quiero causar un problema.

Los dos son tiernos y dulces, me agarran muy bien y me follan muy bien. A los dos les gustan cosas que a mí me atraen, pero no se parecen en nada entre ellos. Yo no quiero prescindir de ninguno. El karateca acepta probar a que vivamos los tres juntos y que lo compartamos todo. El otro, el de mi clase, el que era mi novio antes de conocer al karateca, no quiere ni oír hablar de vivir los tres. Me dice que me tengo que decidir por uno o por otro. Lo dice, pero no me deja él. Sique llamándome y quedando conmigo. Ni siquiera parece enfadado. Yo no quiero renunciar a él porque me gusta mucho, pero es el único que pone pegas a la posibilidad de hacer un trío.

Yo los quiero a los dos, de forma diferente, pero a los dos. ¿Es imposible mantenerlo?

Muchas gracias y más besos.

Elena

* * *
Elena, querida:

El trío ya lo tiene. Y una situación privilegiada. Puede disfrutar de dos hombres y ninguno de los dos ha salido corriendo. Yo tampoco renunciaría a ello si estuviera en su lugar.

Un colega me contaba hace un tiempo como una de sus pacientes consiguió ser feliz tras años de matrimonio  solo a partir de tener un amante. Desde que ambas relaciones coexistieron, sus quejas y sinsabores acerca del marido fueron disminuyendo y su estado depresivo -leve, pero crónico- acabó por desaparecer. Pero lo menor es que, lejos de querer romper la relación con su pareja oficial, comenzó a valorar las cualidades y a minimizar la importancia de los defectos de su esposo. Le amaba más que antes, más que nunca. Lo que uno no le podía ofrecer, se lo proporcionaba el otro. Aceptó las limitaciones de su pareja de siempre y pudo, desde ahí, empezar a quererle intensamente. Y al amante también. La doble relación duró años.

Es verdad que esta paciente nunca hizo conocer a su marido la existencia del otro hombre en su vida. Probablemente hizo bien, porque ese es el punto débil de casi todas las parejas: introducir a un tercero. Por esa grieta es por donde el narcisismo herido suele entrar y acabar fracturando la estructura del edificio entero de una manera o de otra. La mayoría de las veces, causando la separación. En el peor de los casos y de los extremos, mediante llamando a la violencia. (*)

Usted tiene otro punto de partida. Ambos conocen la existencia del otro en su campo vital amoroso. Son civilizados y ninguno de los dos ha optado por echar al otro del terreno a gorrazos. De hecho ambos han sido capaces de permanecer en él y disfrutarlo, por lo que usted cuenta.

Pero una cosa es compartir el amor y otra la convivencia. Convivir requiere de un trabajo extraordinario y todos los participantes tienen que partir de un asentimiento previo, de tener mucha motivación para ello.

En este punto es donde su novio ha puesto el límite, si no he entendido mal. Ahí es donde parece que terminan sus ganas de compartir la encantadora situación ternaria. Tal vez, si tira mucho de ella, se rompa la cuerda virtual que les une a los dos a través de usted y, con ella, la relación de tres.

Si quiere mantenerlo, mi consejo es que no fuerce la situación con el tema de la convivencia. Al menos por el momento. Y que disfrute con lo que viene teniendo hasta ahora. De lo contrario creo que se arriesga a que su novio se baje del carro. O del carruaje…y todo se desvanezca cuando suenen las doce. Él ya le ha avisado de hasta dónde quiere llegar.

Un abrazo muy fuerte y feliz año.

Dra. R. Love

(*): No quisiera dejar pasar sin ninguna mención el tema de la violencia por posesividad extrema, que causa tanta violencia hacia las mujeres y que en muchas ocasiones se despierta ante la sola posibilidad de la existencia de una situación amorosa triangular. Tampoco me gustaría apartarme del tema de su consulta. Aúno las dos cosas en una recomendación. Si le gusta leer, le sugiero el libro de Roberto Bolaño “2666”. Para mi, la mejor de sus novelas. Tiene cuatro partes. En la primera habla de un tipo de hombres como los que ama usted. En la tercera, de las mujeres muertas en manos de los que son todo lo contrario: absolutamente incapaces de amar.


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